siéntate a la luz de la luna
y bebe pensando en que mañana
quizás la luna te busque inútilmente.
Así habló el poeta persa Omar Khayyam quien, entre otros muchos temas, habló bastante del vino. Quienes gusten de la poesía en general posiblemente lo conozcan y, si no es así, recomiendo que investiguen su obra.
Dijo también Omar:
Nuestro tesoro es el vino y nuestro palacio la taberna (...)
Se ve que los editores de la revista gourmet Cuisine&Vins leyeron a Khayyam alguna vez, ya que desde hace algunos años convierten al señorial Palacio Paz en una gran taberna durante tres noches, en ocasión de celebrar su tradicional exposición, más relacionada con los vinos que con la comida (a tono con el contenido de la publicación).
Mis padres fueron suscriptores de la revista prácticamente desde que fue fundada y en consecuencia la he leído desde niña, por lo que puedo dar fe de que años atrás era mucho más "cuisine" que "vins". En esa época, todos los números venían con una especie de cuadernillo en papel rústico tipo madera donde se recomendaban restaurantes históricos como "Au bec fin" o "El gato que pesca" (lugares que no creo que ningún lector sub-40 conozca ni de nombre, salvo que esté en el mundo de la gastronomía). Por cierto no sé que clase de público tendría hoy en día un restaurante que se llamara como el segundo que mencioné.
Eran otras épocas, claro. En algún momento el vino comenzó a ser un negocio rentable y a ponerse de moda, por lo que la revista se fue orientando a esa temática. Si bien desde su origen las expos de C&V estuvieron más orientadas al vino que a los alimentos, cada año que voy noto que el tema culinario es algo cada vez más nominal.
Finalizada la exposición del 2011, escribo este post para animar a los interesados en el mundo del vino que nunca hayan ido a alguna exposición relacionada y deseen tener la experiencia de hacerlo. Y, de paso, para compartir algunos tips basados en mi experiencia de asistente desde hace varios años a este tipo de eventos, a saber:
-Si además de tomárselo como una salida "after office" les interesa adentrarse en la cultura del vino, lo que recomiendo es que antes de ir consulten qué bodegas van a encontrar y se hagan una lista de los vinos que desean probar, ya sea porque se los recomendaron, porque leyeron algo en alguna revista, porque les gusta el nombre, etc. Considerando que en una expo se tiene la posibilidad de optar por un promedio de opciones no menor a 150, lo más recomendable para no ir a tontas y a locas (y terminar con un aspecto que se ajuste a ese adjetivo) es seleccionar de antemano lo que nos interese probar.
Dicho esto... recomiendo también dejar un par de opciones abiertas por si una vez en el lugar vemos algo que se nos haya escapado al hacer esa investigación previa.
-Si hacen esa lista, aunque sea mentalmente, tengan en cuenta que a las expos más "marketineras" las bodegas no llevan vinos de alta gama, entendiendo tales como aquellos que cotizan de $100 para arriba (que no necesariamente son "alta gama" en el sentido técnico, pero sí en el económico en nuestro país). En C&V, los vinos de ese tipo están reservados al salón de "alta gama". Por otra parte, existe una exposición llamada Vinos de Lujo, a la que asistí y -en mi opinión- tampoco en ella hay muchos vinos propiamente "de lujo", más allá de que varios de los que allí se puedan probar me puedan encantar en lo personal. Los vinos de real alta gama se presentan en otro tipo de circuitos, más reducidos y poco accesibles al público común del que formo parte.
-Para los que no estén acostumbrados a tomar, recomiendo no probar más de diez vinos... y, de todas maneras, lo más probable es que a quien no sea bebedor habitual de vino no le interese probar más que eso. Una posibilidad para pasarse un poco (o llegar bien a las 10 copas) es tomar sólo UN sorbo de cada copa; total 1) por lo general ya en el primer sorbo nos damos cuenta de si el vino nos gusta o no y 2) en cada stand lo habitual es que te enjuaguen la copa y se deshagan de cualquier resto de vino que haya en ella.
También se puede escupir lo que se prueba, una práctica muy habitual de los sommeliers... pero no muy apropiada para estas situaciones.
-Si bien en cada stand hay (o debería haber) galletitas de agua y/o rodajas de pan, jamás se fíen de esto y coman algo antes de ir (no mucho antes). Mezclar diversas clases de vino con el estómago vacío es lo peor que hay, es de sentido común pero no está de más recordarlo.
En C&V, por ejemplo, hay bandejeo de fiambres o calentitos -cosa que no ocurre en otras expos- pero la realidad es que cada año o es más pobre que el anterior en ese sentido o quizás lo que ocurre es que ciertos asistentes van más dispuestos a amortizar el costo de la entrada (o a comer de arriba si fueron invitados). Este año el grueso del catering estuvo a cargo de Almacén de Pizzas y juro que algún día quiero hacer un documental sobre cuan muertos de hambre parecen ciertos individuos que asisten a estos eventos. Creo que las escasas pizzas duraban cinco segundos en manos de las pobres camareras.
Así que repito: mejor comer en otro lado, antes y después.
-Si pueden, lleguen lo antes posible. Lo ideal es ni bien abran la expo. Después, el tumulto suele ser demasiado. Para disfrutar como se debe -salvo que les encante estar rodeados de gente- es mejor partir elegantemente cuando llega ese punto en que ya no se puede ni caminar.
-Para las mujeres que hagan caso omiso de esa recomendación y se les ocurra ir al baño digamos tipo nueve de la noche... ármense de paciencia porque probablemente se toparán con una fila de damiselas que no saben tomar (cosa que se advierte porque están hablando a los gritos con su vecina de fila y contándole todas las miserias de su vida). Al igual que con la comida: mejor ir al baño antes y después de ir a la expo, si es que se puede lograr.
Esta situación que describí depende mucho del lugar donde se haga la expo y del tipo de público. Pero suele pasar.
Y se pueden decir muchas cosas más, pero las dejaré para alguna próxima entrada.
Los interesados en asistir a este tipo de expos tienen una gran oportunidad cercana -además, gratuita-: el salón de vinos de altura organizado por la provincia de Salta que tendrá lugar el 28 y 29 de junio en el Marriott Plaza. Habrá que ver cómo está este año, pero asistí al primero (hace dos años) y me gustó mucho. Lo recomiendo especialmente para los amantes del torrontés, ya que es un evento ideal para dedicarse a esa cepa y probar las opciones de varias bodegas (muy diferentes entre sí). Las entradas se retiran en la casa de la provincia de Salta.
El 29 es mi cumpleaños y por mil motivos prefiero pasarlo fuera de Buenos Aires pero, si me encuentra aquí, qué mejor que pasarlo tomando unas buenas copitas de torrontés (que me encanta). Todavía no lo sé pero, si alguien va, allí nos veremos.
En un próximo post recreo el look de la noche en que asistí a la expo y se los muestro.
Y, también próximamente, escribiré un post sobre otro placer gourmet que ya sé que genera controversias entre las mujeres: los cigarros y habanos. Yo no fumo otra cosa que eso -jamás probé un cigarrillo común- y me parece interesante escribir un texto sobre ese tema.
Besos