viernes, 25 de febrero de 2011

High tea

Es muy injusto que este post no tenga fotos propias, porque se las merece. Pero se ve que a mi cerebro, en vacaciones, es mucho pedirle que se acuerde de llevar la cámara de fotos y que, además, se acuerde de llevarla memory card incluida, en lo posible.

Hace unos días, estando en Uruguay, fui a visitar (con cámara pero sin memory card) la nueva gestión de la casa de té Las Vertientes, ubicada en la zona de las sierras de la Ballena y originalmente fundada por los ex dueños del lugar, el matrimonio Neremberg. Hoy en día el propietario es otro, pero desde enero funciona nuevamente allí la casa de té. Para quienes conocieron la antigua gestión, las comparaciones son inevitables y es casi imposible no pensar a priori que nunca será lo mismo y que hacer la cosa más "pro" conduce sin escalas a una pérdida del encanto de la intimidad de antaño.

Sin embargo, a favor de la nueva gestión, debo decir que se nota que se ha invertido mucho tiempo y dedicación para lograr un entorno prolijo y elegante, donde se destaca la creación de una cava/ galería de arte en la que la curadora hizo un trabajo realmente notable. Los salones de la galería son mínimos pero creo que eso contribuye a darle calidez al ambiente. Si van, no hay manera de que dejen de pasar por allí ya que Oscar (o el host de turno) les hará el tour por todo el "casco gastronómico".

Después, llegarán al salón de té propiamente dicho, dividido en dos salones, uno con más contacto hacia el exterior (donde se encuentran la barra y la cocina, a la vista) y otro cerrado, obviamente con gran ventanal frontal ya que la construcción se encuentra ubicada a una altura relativamente considerable -de ahí que lo del "high tea" sea literal- y tiene una excelente vista de las sierras y el campo. Si son amantes del verde como yo, es uno de los mejores lugares para sentarse a tomar un té. También está la opción de tomar el té afuera, pero el día en que fui el clima no daba para esas aventuras.

Lo que me resultó muy simpático es que cada mesa tiene un juego de té diferente, algo que parece que está cada vez más de moda en el ambiente gastronómico. La vajilla es realmente exquisita, ya me gustaría haberme traido el juego de té de mi mesa de souvenir. Los blends de té son argentinos y muy al estilo tea connection (aunque no son exactamente iguales). Arianita "Berton" recomienda medianoche en Beijing.

El servicio es muy correcto, aunque a mí me resultó un poco invasivo ya que cuando llegamos con mi acompañante (muy puntuales cual si hubiéramos sido citados a un 5'o clock tea british) no había NADIE y todo el mundo estaba pendiente de nosotros. Ocurre que el té es taaaaan abundante que todos van cuando la tarde cae, para hacer una especie de brunch nocturno y cerrar el día con esa comida.

Y ahí llegamos al alma de la cuestión, porque todo bien con el té, la vista y el servicio... que sin duda forman parte del mix de una experiencia global alegre y placentera, pero si la comida no marcha, todo lo demás de desluce. No fue el caso en este caso, donde todo era muy rico y con el sabor de lo casero. Lo único que no me gustó fueron las tortas, cuando fui había cinco y todas ellas eran del estilo mousse con mucha gelatina; no dudo que la materia prima era de buena calidad pero es una cuestión de texturas: no me gustan las tortas con esa consistencia.

Además de las mencionadas tortas, forman parte del menú buffet:
-tabla de fiambres,
-scones de queso,
-patés, panes y sandwiches varios,
-cupcakes y budines de varios sabores,
-alfajores de maicena y de chocolate,
-cookies,
-brownies
-y mieles surtidas de la zona.

Por otra parte, como apertura del té se sirve una tabla de pan de campo con una degustación de cuatro dulces, muy deli (mis favoritos: el de pera y el de higo).

Público: cuando fui, estaba mayoritariamente compuesto por grupos de amigas (más bien señoras estilo de las que juegan al bridge, pero también había un grupete de 6 chicas digamos de mi edad), una pareja vecina de la zona y varias parejas de turistas de esos que se deprimen sin nada que hacer viendo caer la lluvia en la punta y en un rapto de locura deciden incursionar tierra adentro.

Yo recomiendo el lugar para las siguientes situaciones:
1) hombres que quieran seducir a una chica gourmet, o a un chico ídem, por qué no. Eso sí: remember que aunque el lugar está alejado del mundo, la presencia constante del personal le quita intimidad a la cosa.
2) amigas que gusten de tomar el té (como muchas de las mías), sin importar su edad, y quieran parlotear como locas sin un hombre al lado que después de la segunda taza de té comience a mirar su reloj con (o sin) discreción.
3) y mi favorita, la elegida por varios de los vecinos top de la zona: celebrar un cumpleaños, o lo que sea, pero un cumpleaños me parece perfecto. Es simple: reservan el lugar, pongamos que desde Buenos Aires, chartean un vuelo ida/ vuelta en el día (o lo ideal: con ida en el atardecer de un día y vuelta en el mediodía del siguiente, total se puede dormir al regreso), y listo.

Por el contrario, si bien soy promotora de los viajes y paseos en solitario, no recomiendo el lugar para visitarlo en soledad. Me parece que la ceremonia del té en un lugar así se presta para el diálogo, más que para el silencio introspectivo.

Un highlight: el agua de las vertientes que sirven con el té, aunque los que han tomado el agua de cualquier lugar de la zona saben que es rica en general. Nada que envidiarles a las aguas minerales "gourmet".

Precio: u$s 33 por persona.

Fotos: la próxima vez que vaya. A manera de ilustración, dos del sitio de Arte al Día (me gustaría poner los créditos de la foto pero no figura el nombre del fotógrafo)

























4 comentarios:

  1. ideal para amantes del te com yo!.... prometo ir la proxima...
    igual debo reconocer que este post me hizo tener ganas de unos waffles de L´Aurberge!!!

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  2. Qué buena crónica, super detallada...
    Mmmm, me diste muchas ganas de conocer el lugar, aunque no me guste el té...
    Vilda

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